viernes, 27 de julio de 2018

No puedo.

Me abrazas desde la lana
que compone aquel chaleco,
me besas siempre desde el recuerdo
y vas derritiendo mi boca 
con la miel que estructura tu perfume.

La noche melancoliza mis ojos
y te invoca en un estado líquido
que te hace viajar por el relieve
de mi mejilla, hasta tocar
el valle de mi comisura labial.
Tu sabor me recuerda el fruto
de nuestro éxtasis, el cual mordí,
muerdo y mordería hasta el desmayo.

Vienes solo en formas poéticas,
o yo soy el que aquí te trae,
yo soy, yo soy el que aquí te tiene,
y es que no puedo, amor, no puedo.

Recorres mi piel con el fuego
que el invierno merece de antagonista,
es tal, es tanto que ardo cual espectáculo
infernal en su propio apogeo.