domingo, 25 de febrero de 2018

Poema 25.

Te abrazo el alma
y te desvaneces 
como el humo
que se desliza
por el aire,
como siendo devorado.

Te busco en mi paz
y en mis apocalipsis 
diarios, pero no,
tu te desvaneces 
como la espuma 
en su punto más
alto y abundante.

He de rogarte;
a gritos, a llantos,
a patadas, a cansancio,
a dolor, a carencia,
he de rogarte ahogado
que vuelvas,
pero te desvaneces 
como hace el Fénix.

¿Dónde estás?
acaso no recuerdas
que de niño me dijiste;
Hijo, yo siempre voy
a estar contigo.

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